miércoles, 20 de enero de 2010

Bloguerías: La Misión



Por supuesto que como profesores de Religión Católica tenemos una misión, la misma que tiene cualquier educador que trabaje en un Centro Educativo: colaborar en la formación personal de nuestros alumnos, hacer de ellos mejores personas capaces de ser felices y de hacer felices a los demás. Nada de extraño y nada de peculiar.

Lo hacemos desde las mismas estrategias que cualquier otro: el conocimiento, la cultura, los valores. Esa es nuestra Misión: dar a conocer una parte importante de nuestra cultura, de nuestros cimientos como sociedad, de sus valores. El conocimiento como puerta que se abre hacia la humanización de la persona desde su individualidad y su ciudadanía. La ciudadanía del mundo, desde la cual nos integramos en una visión global. Mientras más global, más humana. La humanidad nos viene dado, la humanización es una construcción que vamos haciendo a medida que avanzamos en felicidad. Y eso hay que "saber". Para "saber" hay que "informarse", "culturizarse" y "concienciarse". Y para todo ello, nosotros, como profesores de Religión, enseñamos, a quién lo quiera, un acontecimiento histórico, cultural, ético, vital y humano, profundamente humano, que desde la libertad, dé posibilidad al alumno a ELEGIR, en definitiva a humanizarse.

Y esa es nuestra Misión, a la que nos envía la Comunidad a la que pertenecemos, pero sobre todo, a la que nos envía nuestra conciencia y nuestra vocación: la de educar.

Y yo me pregunto: ¿qué daño hay en todo esto que hace que furibundos políticos se empeñen en acabar con la asignatura y/o, en su caso, hacer la vida imposible al trabajador que la imparte?



Fernando Monsalve Martínez

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